Wednesday, August 09, 2006

LA VIDA ANTES, DURANTE Y DESPUÉS (II)

DURANTE

De sentirte “bien” – aunque como ya mencionamos, con sed infinita, hambre constante y metabolismo extraño – pasás a estar con un suero en el brazo, te sacan sangre cada hora (a alguien más de ustedes le sacaron en una internación 19 veces sangre y dos veces arterial, estas últimas nada recomendables) y fríos doctores con poco tacto te dicen que a partir de allí tu adolescencia está perdida: nada de alcohol, cuidado en las salidas, olvidarte del chocolate, etc.
Pero hasta acá todo una lágrima, que no es el espíritu que quiere lograr Maldito Páncreas. Pero está bueno ver cómo vivimos este “debut” (palabra muy incómoda para denominar que te enteraste que tenés diabetes).
Lo bueno: enterarte “a tiempo” o algo por el estilo y no seguir destruyendo el cuerpo. Lo malo: empezar una nueva vida, llena de restricciones y miedos, pero que, a decir verdad, se sobrelleva, con algunos cuidados, pero se vive y se puede hacer de forma divertida y no sólo edulcorada.
¿Cuánto lleva acomodarse? A veces bastante, porque cuando sentís que le tomaste la mano, cambiaste las actividades (dejar el colegio, empezar la facultad, empezar a trabajar, salir más, o lo que sea) paf: se fueron las mediciones a cualquier lado y hay que cambiar cosas.
Pero el equilibrio se va logrando y, dejando misticismos de lado, se pude tomar la nueva condición de dos formas: con mucho miedo y muy sufrido, como una grave enfermedad (ser diabético, ver más abajo), o más relajado, aunque consciente, y buscándole la vuelta para no tener que sacrificar cosas. Y esto último se puede. Ustedes dirán.

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